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Badalona empezó a ensancharse en el siglo XVIII, ya a principios del siglo XIX el sector marítimo del Arenal era un tramado urbano de calles, con el barrio de Baix a Mar a derecha e izquierda de la calle de Mar; sus casas tenían —y todavía se conservan muchas— una estructura peculiar, con la galería que daba al típico badiu o salida, como una zona verde individual alineada transversalmente entre calle y calle, con su limonero, micaquero (nombre local del níspero) y otros árboles de fruta. A veces estas zonas verdes se utilizaban para hilar, tejer, parchear las redes de los pescadores y hacer cuerdas y otros aparejos. En esta época, la pesca y la marinería fueron, con la agricultura, las actividades económicas básicas. Las maestrías badalonesas llegaron a ser tres y construyeron embarcaciones pequeñas y medianas. La marina mercante también tuvo un cierto desarrollo en el cabotaje con el litoral valenciano y hasta Andalucía (de donde se importaban algarrobas), y hasta Cuba y las Antillas. A lo largo del siglo XIX, continúa el progreso demográfico, urbanístico e industrial de Badalona.
Se pueden formular algunas hipótesis sobre los rasgos peculiares del proceso industrial badalonés (irregularidades, de hecho, comparando con el modelo clásico). Primero, el crecimiento industrial fue subordinado al de Barcelona: proximidad, buenas comunicaciones, sueldos más bajos (debidos posiblemente a la pervivencia de las industrias familiares con telares manuales, encajes, etc.), aumento de la demografía, etc.; el capital, en su mayor parte, provenía de fuera, sobre todo de Barcelona. Segundo, mientras Badalona seguía siendo uno de los núcleos que abarcaban alimentariamente la zona industrial de Barcelona, el único sector que parece tener posibilidades de invertir en la industria fue el manufacturero. Tercero, la Badalona de finales del siglo XIX mantenía un cierto equilibrio entre el sector primario y el secundario. Y cuarto, la industrialización badalonesa fue tardía porque dependió de la saturación de Barcelona y de sus alrededores, por lo que careció de una racionalidad y coherencia en el proceso.
